Al hablar de síndrome premenstrual (SPM) nos referimos a un conjunto de síntomas que se manifiestan en la segunda fase del ciclo-tras la ovulación y antes de la menstruación – o fase lútea y que se caracteriza por irritabilidad, cambios de humor, tensión mamaria, retención de líquidos , cefalea, ansiedad, labilidad emocional, tensión y dolor mamario…
Se estima que alrededor de entre un 20 y un 50% de mujeres en edad fertil tienen síndrome premenstrual y que el 5% de ellas presenta tiene una forma severa del síndrome denominado trastorno disfórico premenstrual.
No está claro el origen del síndrome premestrual: predisposición genética, factores endocrinos, déficit de serotonina, magnesio, calcio…
La sintomatología es muy variada e incluso cambiante en cada mujer y puede durar desde unas horas a 10 días o más, con una finalización habitual al iniciarse la menstruación. Los síntomas pueden ser más graves e intensos en la fase de premenopausia y en las situaciones de estrés.
Algunas mujeres tienen trastorno disfórico premenstrual (TDPM), una forma grave de síndrome premenstrual. En la TDPM, los síntomas aparecen siempre o casi siempre y sólo durante la segunda fase del ciclo premenstrual y ocasiona síntomas tan intensos y graves que pueden ser incapacitantes e impedir a la paciente realizar una vida normal.
El diagnóstico es eminentemente clínico, no vamos a poder realizarlo con pruebas analíticas o de otro tipo.
En cuanto al tratamiento diremos que el síndrome premenstrual es difícil de tratar, en muchas ocasiones se precisa de una combinación de tratamientos y de paciencia por parte de la paciente y del profesional.
El tratamiento del síndrome premenstrual es sintomático, comenzando con un descanso y sueño adecuados, ejercicio regular, yoga, meditación…
Cambios dietéticos con aumento del consumo de proteínas, disminución de azúcares refinados y alimentos procesados. El consumo de hidratos de carbono complejos e ingesta de comidas más pequeñas con mayor frecuencia, pueden ayudar, así como comer frutas, verduras, leche, alimentos ricos en fibra, carnes magras, alimentos ricos en calcio y vitamina D…
El uso de suplementos dietéticos son también eficaces para reducir los síntomas; incluyen extracto de sauzgatillo del agnus castus, vitamina B6,vitamina E, aceite de onagra…
La terapia cognitivo-conductual y la psicoterapia pueden ayudar a la paciente a aprender a sobrellevar mejor los síntomas y a gestionar el estrés.
Entre los recursos farmacológicos se incluyen medicamentos antiinflamatorios no esteroideos que pueden ayudar a disminuir el dolor y la dismenorrea.
Los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS) (p. ej., fluoxetina 20 mg por vía oral 1 vez al día) alivian eficazmente los síntomas del síndrome premenstrual y del TDPM. La dosificación continua es más eficaz que la administración intermitente. Aunque estos medicamentos pueden prescribirse también solo durante la fase lútea de 14 días (o segunda mitad) del ciclo menstrual.
- Anticonceptivos orales-como drospirenonadropirenon con etinilestradiol.
- Progesterona( 200 a 400 mg 1 vez al día)
- Un progestágeno oral (p. ej., progesterona micronizada 100 mg al acostarse) durante 10 a 12 días antes de la menstruación.
En ocasiones para los síntomas graves se administra un agonista de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) (p. ej., leuprolida 3,75 mg IM, goserelina 3,6 mg subcutánea al mes) con bajas dosis de estrógenos y progestágenos complementarios para disminuir los síntomas derivados.
La retención de líquidos puede aliviarse reduciendo la ingesta de sodio en la dieta y tomando diuréticos a baja dosis.
Debemos insistir a la paciente en la complejidad de la eficacia de los tratamientos y en que deben ser pacientes, siempre hay caminos y vías de solución.