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EL PARTO DE NALGAS
¿En qué semana, más o menos el bebé se da la vuelta?
En la mayoría de los casos el bebé se coloca en su posición definitiva entre las semanas 28 y 32 de embarazo. Sin embargo es frecuente ver que algunos bebés tardan más, e incluso se dan la vuelta en el último momento, en mujeres embarazadas que tienen mayor cantidad de liquido amniótico (cuyas causas pueden ser múltiples), o en aquellas que han tenido mayor número de partos.

¿Por qué tiene que darse la vuelta? ¿Cuál es el motivo por el que la cabeza debe salir primero?

El mecanismo del parto se ve facilitado si la posición del bebé se ajusta adecuadamente a la pelvis de la madre. El descenso del bebé a través de los distintos niveles óseos del canal de parto se verá favorecido si mantiene una posición que nos recuerda a la forma de un cilindro, y de hecho es lo que conocemos en obstetricia como “cilindro fetal”. Cuando el bebé está en posición cefálica es más fácil que mantenga la cabeza flexionada sobre su pecho y por tanto se mantenga un buen “cilindro fetal” que permita los giros adecuados que permiten el descenso. Por supuesto en todo esto influye también la pelvis materna, el tamaño y peso del bebé, si el parto se iniciado espontáneamente o ha sido provocado… pero sin duda el adecuado mantenimiento del cilindro fetal se ve favorecido por la posición del bebé.

¿Un parto de nalgas es sinónimo siempre de cesárea?

Es cierto que en nuestro medio estamos más acostrumbados a asociar un parto de nalgas a cesárea, pero no siempre es así. Existen múltiples estudios que han tratado de aclarar el mayor o menor riesgo de asistir un parto de nalgas vía vaginal o mediante cesárea, pero ninguno ha resultado ser del todo concluyente en un sentido u otro. Sin embargo nuestra sociedad actual ha sido educada en la idea de que el riesgo de mortalidad y otras consecuencias que merman la salud del recién nacido se reducen si se maneja un parto de nalgas mediante cesárea. Esta idea se generalizó y recomendó fundamentalmente a partir de un estudio publicado en el año 2000 (Term Brich Trial). Esta recomendación fue adoptada por organismos de importancia como la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) entre otros, lo que ha dado lugar a que gran número de especialistas de los últimos años no se han formado adecuadamente en la asistencia vía vaginal del parto de nalgas.

¿En qué casos se puede llevar a cabo un parto vaginal?

Se podrá manejar vía vaginal un parto de nalgas, en aquellos casos en los que el bebé se encuentre en posición de nalgas puras o completas, es decir sin que los pies estén hacia abajo. Se han evaluado otros factores pueden que influir en la toma de decisión final, como por ejemplo el peso del bebé, el tamaño de la cabeza, el número de partos que haya tenido la madre o incluso su edad. Pero ningún estudio establece estos factores como determinantes. Lo que sí es importantes es se debe asistir un parto de nalgas vía vaginal en aquellos centros hospitalarios con equipos médicos entrenados en este tipo de parto y con los protocolos adecuados. Esto último es lo que realmente minimiza riesgos de mortalidad y de secuelas en el recién nacido y la madre.

Si se opta por un parto vaginal, ¿qué complicaciones pueden aparecer?

La mayor complicación y por supuesto la más temida, es aquella que se conoce como “distocia de cabeza última”, complicación en la cual la cabeza del bebé pierde la posición con respecto al resto del cilindro fetal y no es capaz de salir adecuadamente por el canal de parto, lo que implica la realización de una serie de maniobras por parte del especialista e incluso el uso de instrumental como el fórceps. A su vez esto puede asociar mayor cantidad de sangrado materno, de desgarros en el canal de parto, anemia aguda materna, etc.

¿Qué es la versión cefálica externa?

Es el procedimiento mediante el cual con maniobras manuales externas se trata de cambiar la posición de nalgas del bebé a la posición cefálica. En la última década se está extendiendo la práctica de dicha maniobra en los centros hospitalarios debido a que se trata de un procedimiento de alta seguridad y buena tasa de éxito. Aunque la tasa de éxito es variable según las series, ronda el 50 %. Se realiza cuando el embarazo ha alcanzado el término, aproximadamente en la semana 37, en centro hospitalario, y con un adecuado control del bienestar materno-fetal.

¿Cuándo se puede realizar?

Se recomienda su realización en embarazos a término, 37 semanas, con un bebé con adecuado crecimiento intrauterino, con buna cantidad de líquido amniótico, y en aquellos casos en los que el útero no tenga ninguna malformación conocida. Es necesario informar adecuadamente a la madre de las posibilidades de éxito y posibles riesgos. Y es fundamental que el equipo de especialistas que lo realice esté adecuadamente entrenado en esta técnica.

¿Hay otros métodos para conseguir que el bebé se coloque boca abajo? La literatura científica recoge que la Muxibustión puede ser eficaz, ¿es cierto?

Existen profesionales de medicina china que aseguran tener estudios que indican que la moxibustión, es decir la técnica que consiste en aplicar calor quemando hojas de la planta artemisia sobre puntos de acupuntura corporal, favorece el cambio de posición del bebé en caso de estar de nalgas. Se recomienda iniciar este tratamiento en la semana 34. No existen suficientes estudios con adecuado número de casos y adecuada evidencia científica, que confirme los buenos resultados de esta técnica. Si realmente se quiere recurrir a un procedimiento de la medicina china, lo más adecuado es consultar a profesionales del tema.

También se habla de algunas posturas que la madre puede adoptar y que ayudaría al giro, ¿es cierto?

Sabemos que la postura materna también influye en la posición del bebé. Tanto es así, que incluso durante un parto vaginal con el bebé en posición cefálica, los cambios posturales de la madre favorecen una mejor evolución de la cabeza del bebé en el canal de parto. La posición en cuadrupedia resulta de gran utilidad en algunos partos vaginales, y también favorece el cambio de posición fetal. Pero a día de hoy faltan estudios concluyentes que confirmen dicha teoría.

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