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MIOMAS UTERINOS
¿A qué se deben los fibromas uterinos?
Los fibromas uterinos son tumores benignos del útero cuyo nombre médico más correcto es el de leiomiomas uterinos porque proceden del tejido de músculo liso del útero. Suponen un trastorno benigno, no cancerígeno, que nos preocupa por su frecuencia, ya que más de la mitad de las mujeres tienen miomas, aunque en la mayoría de los casos no dan síntomas. Cuando los dan, pueden suponer una disminución de la calidad de vida de la mujer, o una reducción de su fertilidad, con el impacto que esto suponga.

Las consecuencias más incómodas para la mujer son los trastornos en su patrón de sangrado menstrual con aumento excesivo de la cantidad de regla, o sangrado entre reglas, o síntomas que derivan de la compresión que ejercen en órganos adyacentes al útero como la vejiga o el intestino, dando lugar a la aparición de estreñimiento, aumento de frecuencia de micción, dolor, etc. Los síntomas de compresión ocurren cuando los miomas alcanzan un gran tamaño y peso, o cuando son múltiples.

A pesar de ser un trastorno muy frecuente, las causas son desconocidas para los médicos, y hablamos más de factores de riesgo que de causas exactas. Es decir, sabemos que la aparición de miomas aumenta con la edad de la mujer, que son más frecuentes en la raza negra y en mujeres con sobrepeso y obesidad. Además tienen una clara relación con el influjo hormonal, en concreto con la progesterona, de forma que en la mayoría de los casos, los miomas crecerán durante el primer trimestre del embarazo, volviendo a su tamaño original tras el parto, y una vez alcanzada la menopausia se estabilizarán o reducirán de tamaño. Al no conocer las causas, la prevención es difícil, pero el control del peso es fundamental, con una dieta saludable baja en grasas y la práctica de ejercicio. Además de reducir en la dieta grasas saturadas y azúcares es bueno aumentar alimentos ricos en vitaminas E y C.

El mayor reto para el ginecólogo que se enfrenta a una paciente con miomas uterinos es conseguir el tratamiento más idóneo en cada caso, evitando al máximo los efectos secundarios o indeseados del mismo. Además de escoger el momento adecuado en el que empezar a tratar estos miomas, puesto que en muchos de ellos se puede mantener simplemente una actitud vigilante. No existe ningún tratamiento válido para todo tipo de miomas y en cada caso será necesario individualizar y valorar la actitud según la edad y situación de la paciente y su deseo de descendencia. Por tanto en casos de aumento de sangrado en ocasiones se utilizarán tratamientos hormonales bien por vía oral, o por vía intrauterina con la colocación de un dispositivo intrauterino (DIU) hormonado. En casos de localización intracavitaria, es decir en la parte más central de útero, donde se encuentra la cavidad uterina, se podrá realizar una exéresis del mioma mediante histeroscopia (endoscopia uterina, cirugía mínimamente invasiva). Y si se trata de miomas de gran tamaño con síntomas de compresión, entonces será necesario realizar una cirugía mayor con laparoscopia o cirugía abierta clásica, consesuando con cada paciente la necesidad de extirpar sólo los miomas o el útero en su totalidad. Con el fin de evitar este tipo de tratamiento más radical, también han surgido en el horizonte de la ginecología tratamientos alternativos como la radiofrecuencia, radioembolización o técnica HIFU.

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